jueves, 9 de abril de 2009

MI PELICULA COMPARTIDA


Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado, no era la primera vez que la veía, era de mi barrio, morena e intrigante. Yo le devolví la mirada con una sonrisa, en un momento estábamos hablando como si nos conociésemos de toda la vida. Después llegarían las caricias y los besos. Tenía el convencimiento de que sería eterno, porque soy hombre que piensa que como doy besos lentos duran más mis amores, además de pensar que el beso es hambre de inmortalidad. Reímos, nos besamos, nos besamos, reímos y después nos volvimos a besar.
-¿Qué quieren cenar? preguntó el camarero de aquel pequeño restaurante.
-Ensalada de frutas para dos, dijo ella mientras me miró con mirada de niña sonrojada.
En ese momento llegué a la conclusión de que cuando la mujer pide ensalada de frutas para dos perfecciona el pecado original.
Nos acabamos el vino tinto sonrojado por nuestras miradas mezcla de ternura y deseo. Y nuestras manos jugaron hasta el momento en que uno de los dos se rindió, ese fui yo. Caí rendido ante ella como ante un pelotón de fusilamiento, con la certeza de que tanto amor me mataría.

Breve relato peliculero con la “colaboración” de Ramón Gómez de la Serna, un poquito de imaginación y ganas de inventar. Gracias morena por el descubrimiento literario,te regalo este.

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