viernes, 27 de marzo de 2009

DE CUANDO ME CONVERTÍ EN SIMPSON


Mirando al pasado y revisando el proceso de mi vida, veo y descubro, los cambios tan grandes por los que he pasado. De niño frágil a mimado en la postcomunión, de macarrilla bacala a espíritu inquieto, de espíritu inquieto a proyecto de persona, y en todo esto, surge una posibilidad, convertirme en Simpson, un dibujo animado, en el que lo que ayer pasó hoy no tiene sentido, donde beber cerveza no engorda, donde tu aparición en la pantalla es una explosión de júbilo, de risas, de alegría... Oye ¿has visto el último de los simpsons? qué caña, el Josema ese está flipao, pues ¿no lleva pantalones de pana verde? ¡qué hortera! pero es bueno, tío, a mí me mola cuando le pega un pellizco en el culo a la Sra.Flanders...pues anda que cuando se pone bolinga con Homer en el bar de Moe...buagh chaval ¡qué pedo! jajaja.
Pues sinceramente, lo mejor de haberme convertido en un Simpson, es que aquí puedo borrar la escena que no me mola y se acabó. Que despiden a mi cuñao, pues lo borro, que los antidisturbios sacan las porras¡zas! se las convierto en claveles, que los políticos son imputados con trajes de por medio, los dejo en pelotas... Y así hacer un mundo mejor, de risas y verdades, de justicia, de respuestas, de preguntas, de ilusiones no truncadas, en definitiva de VIDA.

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